¿El actual rey de Francia es calvo?

Este libro de aluvión trata sobre la música y la memoria. Se escurre fácilmente entre las manos, porque es una suerte de antojo temerario y jabonoso que no cabe en unas alforjas convencionales ni en pirámides académicas. Pero cosecha el jugo cuidadosamente exprimido de una vida a través de poemas, imágenes, prosas y panfletos con una perspectiva estupefaciente, deliberadamente dadaísta. Traza el itinerario sinuoso que serpentea desde algunos poemas de adolescencia hasta el rebalaje manso y escéptico en el que se perciben las huellas reflexivas o amantes que me acompañan al final de mi existencia socialmente productiva, en la que no he conseguido corromper ni que me corrompan, a pesar de mi empeño. Me gustaría que quien leyera este guiso emotivo-cognitivo disfrutase con sus sabores, aromas, colores y texturas, y reconociese sin dificultad la música celestial de sus condimentos, la línea melódica de una composición intempestiva en la que el amor, el arte, la filosofía y el humor se afanan por quebrar la solidez de las rectas de todo lo que acaece buscando una infructuosa salvación en un espacio-tiempo elástico, permeable y carnal que se deja fecundar sin previo aviso.