Los Recursos Motivacionales. Programa para mejorar su gestión

Cuando nos preguntamos sobre el por qué de nuestras acciones o de nuestra conducta nos adentramos en uno de los procesos psicológicos más apasionantes y, a la vez, más enigmáticos que es la motivación. Las preguntas que surgen en torno al punto de partida, al mantenimiento o a la finalidad de nuestro comportamiento, están íntimamente ligadas al tema de la motivación. ¿Por qué me gusta hacer esto? ¿Por qué quiero leer este libro? ¿Por qué prefiero estudiar esta asignatura y no otra? Son algunas de las preguntas que nos podemos formular al tratar de buscar las razones o los motivos por los cuales preferimos hacer unas cosas mejor que otras. Pues bien, si la motivación se ocupa de estudiar el por qué de nuestras acciones y de nuestra conducta, dada la diversidad y variedad de posibilidades y alternativas que tenemos a la hora de emprender unas acciones u otras, los motivos para rea­lizarlas van a ser muchos y muy variados. Partiendo de una definición clásica de la motivación, podemos considerarla como un conjunto de procesos implicados en la activación, dirección y persistencia de la conducta. Por tanto, el nivel de activación, la elección entre un conjunto de posibilidades de acción y el concentrar la atención y perseverar ante una tarea o actividad son los principales indicadores moti­vacionales. Todos conocemos casos de alumnos que se entusiasman con facilidad pero ceden rápidamente, se activan pero realmente no persisten; otros se activan y persisten pero en una dirección equivocada; finalmente, tenemos estudiantes que funcionan muy bien en los tres niveles, se entusiasman fácilmente por algo, persisten y, además, saben caminar en la dirección adecuada. Una de las características de los aprendices autorregulados es su capacidad para gestionar sus propios recursos motivacionales y cognitivos con la intención de conseguir un aprendizaje exi­ toso. Este planteamiento implica asumir que el auténtico aprendizaje -aun considerando que se produce en un contexto determinado-, es ante todo una experiencia personal que requiere de una implicación y participación activa por parte del estudiante. De hecho, la investigación sobre el aprendizaje autorregulado asume el principio fundamental de que los aprendices son agentes que eligen y toman decisiones sobre su conducta (Winne, 2004), es decir, son ellos los verdaderos artífices y promotores de sus aprendizajes. Los objetivos del programa son: Objetivo general: Conseguir que los participantes sean conscientes de la importancia que tienen las variables motivacionales en el aprendizaje y mejoren sus competencias para la ges­tión de sus recursos motivacionales. Objetivos específicos: Reflexionar sobre el valor e interés asignado a los estudios que está realizando y su inci­dencia sobre las preferencias de metas y, en último término, sobre su modo de afrontar las tareas académicas. Conseguir que los participantes identifiquen las metas personales que están detrás de su implicación en el estudio y que sean capaces de coordinar distintas metas en función de las demandas concretas de cada situación de aprendizaje. Conseguir que los participantes sean conscientes de los beneficios y de los perjuicios que tienen ciertas estrategias de regulación motivacional para el compromiso e implicación en el aprendizaje. Mejorar el conocimiento de uno mismo, especialmente a nivel académico. Identificar y modificar juicios no realistas de autoeficacia. Conocer los efectos beneficiosos y perjudiciales que los diferentes patrones atribuciona­les tienen sobre los pensamientos y afectos vinculados al estudio. Identificar el grado de control que el estudiante ejerce sobre diferentes tareas y situaciones de su aprendizaje. Si bien este programa ha sido inicialmente diseñado y desarrollado pensando en el trabajo con estudiantes de niveles universitarios, consideramos que resulta perfectamente aplicable en otros niveles educativos como pueden ser el Bachillerato y la Educación Secundaria Obligatoria. Incluso, se plantea la posibilidad de utilizar este programa como un recurso de tutoría y orientación de alumnado de niveles educativos inferiores. La aplicación idónea del programa es en formato grupal. En este sentido, es importante tener en cuenta que no resulta recomendable la formación de grupos excesivamente numeroso. Si no se trata de un grupo natural, como puede ser, por ejemplo, el constituido por los alumnos de una clase o curso, debemos esperar que en principio a los participantes les costará compartir sus experiencias, "abrirse" al grupo. De ahí, que resulte fundamental conseguir un buen clima y ambiente de trabajo, logrando la confianza suficiente dentro del grupo como para poder trabajar eficazmente.