Cómo los niños deben ser educados en la virtud y las buenas letras desde su mismo nacimiento (1529)

«Si me prestas oídos, o mejor dicho a Crisipo, sin duda el más agudo de los filósofos, enseguida te preocuparás de que tu niño sea educado en las buenas letras, mientras aún carez­ca su ingenio de preocupaciones y vicios, mientras sea su edad blanda y moldeable, y mientras su ánimo sea capaz de adaptarse con soltura a cualquier cosa, haciendo uso de una memoria te­nacísima. Pues nada recordamos mejor los ancianos que aquello de lo que nos empapamos en los primeros años». Así comien­za Erasmo esta obra, su declamación a favor de la educación temprana, la responsabilidad de los padres, la centralidad del profesor y la pedagogía afectiva. Con ella consiguió mostrar un camino para enseñar la Sabiduría con sus todas sus dimensiones: en las letras, la verdad, la relación afectiva con Dios y con los educadores, la virtud y la libertad.

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