Defensa de la belleza

Estamos hechos para la belleza, y la belleza está hecha para nosotros. Lo que nosotros hemos olvidado, los antiguos lo sabían bien: la verdadera belleza sana el alma, nos aproxima a lo sobrenatural y nos brinda una felicidad duradera. Estas páginas, repletas de la sabiduría de los clásicos, nos abren los ojos del entendimiento para la belleza que nos rodea. Porque la belleza no está en el ojo del que mira, y no es solamente para los cultos, los soñadores, o los románticos incurables.¿Por qué la belleza no es simple cuestión de opinión? ¿Qué virtudes necesitamos para percibirla? ¿Cómo determinar si una obra de arte es realmente bella? El lector adquirirá en estas páginas una nueva mirada para maravillarse ante la belleza de la naturaleza, de la música, del arte y la arquitectura y, sobre todo, para admirar la belleza de Dios, origen de todas las cosas bellas que existen.La crítica ha dicho:«Quizás una lectura provechosa del libro requiere una cierta formación intelectual previa. En cualquier caso, se trata de una lectura muy sugerente, que podría servir como lectura espiritual. Se propone una consideración de la belleza, no sólo metafísica y/o estética, sino que desciende a consideraciones prácticas, tanto humanas como sobrenaturales, que pueden dar luces nuevas en aspectos ya conocidos de la vida cristiana: el descubrimiento de la belleza, con el consiguiente atractivo y felicidad, de los afanes nobles, grandes y pequeños, de la vida cotidiana, de un trabajo bien hecho, etc.»Juan Ramón Areitio, Delibris.«Este libro no es un ensayo sobre arte al uso, sino una buena dosis de catolicismo y una severa advertencia: para ir al cielo quizá tengas que hacer algunos cambios en tus playlists de Spotify.»Victoria De Julián, Revista Nuestro Tiempo.

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