Índice Presentación El Decálogo en horas bajas Redescubramos la actualidad y vigencia del Decálogo

Consideraciones generales sobre el Decálogo El Decálogo es el manual de instrucciones del «fabricante» de los seres humanos Dos versiones del Decálogo8 Las tablas de piedra Actualización del Decálogo Un camino de plenitud El Decálogo y la ley natural

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas No habrá otros dioses para ti El corazón humano es una fábrica de ídolos Una cuestión de amor

Excursus: El mandamiento que se cayó del Decálogo La prohibición de imágenes Importancia y peligros de las imágenes

2. No utilizarás el nombre de Dios abusivamente La magia, un parásito de la religión No jurar en falso y, mejor todavía, no jurar La blasfemia, una fe a medias No justificar con el nombre de Dios lo injustificable

3. Santificarás las fiestas El sábado judío La corrupción del sábado El domingo cristiano La desaparición del domingo

4. Honrarás a tu padre y a tu madre Respeto y veneración a quienes nos dieron la vida Cuando los hijos crecen y los padres envejecen Problemática actual del cuarto mandamiento

5. No matarás En el antiguo Israel: «No asesinarás» En el cristianismo: «No matarás» En nuestros días: Un balance desolador

6. No adulterarás Una extraña comprensión del adulterio en el antiguo Israel El adulterio en el cristianismo La fidelidad matrimonial y «el horror a lo mismo de siempre»

7. No robarás Hay muchas formas de robar El robo de seres humanos El robo «desde abajo» y el robo «desde arriba» El robo «desde lejos»

8. No darás falso testimonio El falso testimonio ante un tribunal Los «procesos» paralelos El respeto a la verdad en la vida diaria

9. No desearás al cónyuge de tu prójimo Una reflexión sobre el deseo Necesidad de regular los deseos mediante la razón El mandamiento que necesitaba dividirse en dos No romperás parejas ni familias

10. No codiciarás los bienes ajenos ¿Qué quiere decir «bienes ajenos»? La codicia embrutece y mata

Epílogo: Libertad y Ley nueva ¿Qué fue de las tablas de la Ley? Ya no estamos sometidos al Decálogo ¿Para qué entonces el Decálogo?