La alegria de envejecer

Toda existencia humana es incompleta cuando no culmina en la vejez. Sin embargo, en una sociedad que idolatra al joven y lo juvenil, la vejez se ve con frecuencia como un castigo, como algo negativo de lo que avergonzarse y que ha de ser ocultado. Sin embargo, la vejez puede ser una etapa bella y dichosa cuando se está disponible y al servicio de los demás.

La vejez puede convertirse, sin duda, en la etapa suprema de la existencia. En ella se hace presente el hombre integral que ha vivido intensamente y que se abre con serenidad a la muerte, pues su sentido no es el fracaso, sino aquella puerta que da acceso a la luz plena de la eternidad.

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