Esta no es la historia de una ciudad, Turquesa, ni del prostíbulo La Cueva de la Luna, pese a su título. Es el relato de las vivencias de diferentes personas que viven en esta ciudad y que mantienen alguna relación con La Cueva, establecimiento que sirve de nexo de unión entre ellas.

Algunos lectores pensarán que las cosas que aquí se cuentan son fruto de la imaginación del autor, que son sucesos cuyo desarrollo difícilmente se va a dar en la vida cotidiana. Sin embargo, solo tenemos que leer la prensa diaria o escuchar los diversos noticiarios para com- probar que la realidad de la vida supera con creces la imaginación de los humanos.

Lo que en este libro se cuenta ha sucedido realmente o ha podido suceder o sucederá. A bastantes de los personajes que aparecen en los relatos nos los encontramos diariamente en nuestros trabajos, en el bar o en la calle, con otros nombres, naturalmente.