PENSAR LA NADA

Pensar en el presente. No hay otra tarea más alta y necesaria para la filosofía que hacerse cargo del frágil hoy, ni problema mayor que intentar hacerlo desde su misma fragilidad. La precariedad de nuestro presente tiene un nombre: época del nihilismo. Este signo distintivo de nuestra época no se refiere sólo al sentimiento de flaqueza o pesimismo que asfixia a la cultura actual, sino que apunta a un fenómeno ontológico: la nada forma parte de nuestra experiencia del ser, de nuestro modo de ser, del ser en cuanto tal. Ser y nada deben ser pensados en su copertenencia como el acontecimiento mismo que somos. A Pensar la nada nos desafía la actualidad.

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