Un soviético en la Catedral

Los ochenta eran años difíciles. La reconversión industrial estaba dejando en cueros a Bizkaia, se sucedían las huelgas y los enfrentamientos de los trabajadores con la policía. En las dos temporadas que el Athletic sacó la gabarra, ETA había asesinado a 117 personas (secuestros, extorsiones, amenazas y atentados fallidos aparte). Eran malos tiempos para todos, y también para la lírica y la épica del fútbol. Pero es cierto que el Athletic era como un alto en el camino, lo que cada uno interpretó a su manera.

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