El hombre de los cuarenta escudos y otros cuentos

Voltaire, máximo representante del siglo de la Razón, aplicó la crítica, con sonrisa sardónica unas veces, con virulencia otras, a los problemas que se planteaban al hombre del siglo XVIII, empleando para ello todas las armas a su alcance: el panfleto, el cuento, una correspondencia engente..., todo lo que salió de su pluma tenía un fin social, un objetivo: cambiar el mundo.

Los cuentos fueron, en principio, un capricho, un juego de sociedad con que Voltaire entretenía a los invitados en los salones de París, de Versalles y, sobre todo del palacio de Sceaux entre 1744 y 1750. En estos relatos su espíritu y su estilo fueron libres, aunque su propósito fuera divulgar las nuevas ideas, exponer cierto materialismo, combatir la ineptitud y la mentira religiosas, luchas por la tolerancia.

Los cuentos recogidos en este volumen pertenecen cronológicamente a todas las épocas de Voltaire: si Micromegas encarna las preocupaciones científicas que interesaban al círculo de Cirey -ilustrados entusiastas que censuraban con acritud todo lo que encarnaba la vieja ciencia regida por la teología-, Historia de Jenni, último de los cuentos escritos por Voltaire, representa la furia de un philosophe que convierte cada línea en proyectil de su máquina de guerra.