La historia del movimiento obrero no parece estar de moda. Entre los argumentos que se emplean para legitimar ese desdén se encuentran principalmente dos. Uno, que parte de la discriminación proporcional del sector clase obrera entendido en sentido restringido, es decir, después de separar de ella a los trabajadores de servicios y técnicos asalariados que sobrepasen en nivel al obrero cualificado. Pero olvidan reseñar un fenómeno paralelo: el aumento del conjunto de asalariados dentro del total de población activa. Pese a todo, lo que nadie puede conseguir es que desaparezca el protagonismo de la clase obrera de la historia de la revolución industrial, del proceso histórico de las sociedades del siglo XIX y XX.