Las infancias sonoras

Premio Adonáis 2021 por «la naturalidad con la que actualiza la tradición, la vuelta de tuerca expresiva que aplica al lenguaje coloquial y la mirada de asombro sobre el mundo y la memoria», rasgos que, a juicio del jurado, la hacen digna de este galardón.Como se podrá advertir, la de Nuria Riba es poesía que se desenvuelve en un universo muy concreto, el de su familia y el de sus nostalgias, inseguridades y experiencias cotidianas de vida, desgranadas desde el recuerdo, su aliado principal. En él se suceden diversos acontecimientos minúsculos, pero decisivos, audibles, para quien, como la autora, indaga en la realidad a partir de sus propios vínculos emocionales, basados preferentemente en un «antes» y comprendidos en un «ahora». A la vez, es poesía con un afán enorme por nombrar: las mismas palabras son capaces de darle sentido a sus pálpitos interiores y configuran, desde su insuficiencia, el único modo posible de iluminar la existencia.Escrita desde una enternecedora e ingenua sencillez, el presente libro es una invitación a lo inesperado, a lo sorpresivo, a lo ocurrente y a todo aquello que nos devuelve a nuestro estado de primigenia inocencia y candidez.La crítica ha dicho: «En su conjunto, estos poemas tienen una palpable cosmovisión amatoria. Detrás de la tormenta, del dolor, del gozo, de la angustia, de lo futuro…, hay un ser que rescribe su espíritu, que reidentifica su verdad. Y que alimenta, a su vez, el fulgor del corazón a la hora de hallar su camino, de modular sus actos.» Jorge de Arco, Andalucía Información. «La de Nuria es poesía que se desenvuelve en un universo muy concreto, el de su familia y el de sus nostalgias, inseguridades y experiencias cotidianas de vida, desgranadas desde el recuerdo, su aliado principal. En él se suceden diversos acontecimientos minúsculos, pero decisivos.» Revista Teleprensa. «El lenguaje es claro, más bien prosaico e incluso coloquial, en unos poemas en que hay cierta nostalgia y candidez, perplejidad y dolor, pero también esperanza, como en los versos finales: “A donde van los niños que tuvieron una vez un sueño, / ahí quiero ir yo con las manos desnudas y sin nombre”.» Luis Ramoneda, Aceprensa. «A través de un ejercicio de desarticulación lingüística, la autora busca situarse en un estadio previo de su propia biografía para traducir con rigor el recuerdo de sus días infantiles, traídos al presente por una suerte de mímesis capaz de confundir los dos tiempos en un conjunto sincrónico, una unidad de sentido.» Zenda libros.